Mi forma de trabajar parte de una convicción profunda: cada persona es única, por lo que merece una terapia hecha a medida, adaptada a su historia, a sus necesidades, a su momento vital y a su ritmo.

Trabajo desde un enfoque integrador.

Creo que no existe una terapia mejor que otra.

Valoro la riqueza de los distintos enfoques terapéuticos (terapia cognitivo-conductual, humanista, sistémica, psicodinámica…).

Cada uno aporta herramientas y perspectivas valiosas que pueden ser especialmente útiles en diferentes momentos del proceso. Integrarlos, me permite adaptar la intervención a la singularidad de cada persona.